“Los hombres superficiales creen en la suerte. Los hombres fuertes creen en la causa y efecto”
Ralph Waldo Emerson
“Nadie puede hacerme daño sin mi permiso”
Mahatma Gandhi
“Nada es tan fuerte como la dulzura y la amabilidad, en lo intrínseco de la amabilidad y la dulzura deriva la verdadera fuerza”
San Francisco de Sales
“En las cosas buenas y pequeñas es donde reside la verdadera fuerza”
Madre Teresa
La Fortaleza es la capacidad de una cosa para sostener, soportar o resistir algo.
Capacidad moral de una persona para resistir o sobrellevar sufrimientos o penalidades.
“mostrar fortaleza ante la muerte .”
Virtud cardinal que confiere valor para soportar la adversidad y resistir los peligros: “san Pablo acentúa la significación de la fe como engendradora de lealtad y de confianza, de valor, de sacrificio y de fortaleza .”
La palabra fortaleza deriva del vocablo latino fortis, “fuerte”. Abarca los dos conceptos de «fuerza física» y «energía de ánimo» y no debe confundirse con el concepto y el vocablo «violencia». Por la primera acepción el hombre repele y supera los ataques físicos mientras que por la segunda soporta, rechaza y supera las grandes dificultades que se oponen o le impiden la «realización moral del bien según el orden de la razón». Como indica el título del artículo, se trata de exponer la fortaleza según la segunda acepción antes citada (energía de ánimo), no en el sentido de la primera acepción (fuerza física).
De acuerdo con lo anterior, la fortaleza es una virtud, una de las cuatro virtudes cardinales. El «sujeto» es el apetito irascible en cuanto está subordinado a la razón. Su «fin» es quitar los impedimentos de temor o temeridad que llevan consigo las pasiones para conseguir que la voluntad no deje de guiarse por los dictados de la recta razón frente a los serios males y peligros corporales.
En el cristianismo la fortaleza es una de las cuatro virtudes junto con la prudencia, justicia y templanza. Consiste en vencer el temor y huir de la temeridad. Para los cristianos, la fortaleza asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrifico de la propia vida por una causa justa. La fortaleza da firmeza a las decisiones tomadas para resistir las tentaciones y superar los obstáculos que se presenten en la vida moral de cada persona.
Esta virtud capacita para vencer el miedo, incluso a la propia muerte, así como para afrontar las pruebas y las persecuciones.
La fortaleza se describe como la virtud que da valor al alma para poder afrontar con coraje y vigor los riesgos, moderando el ímpetu de la audacia. Su fin es ordenar el apetito a la razón, de modo que la voluntad siga la razón cristiana ante los peligros o dificultades.
Pero esta fuerza no quiere decir algo similar a una violencia contra los demás, sino fuerza para combatir las miserias y debilidades de uno mismo; es valentía para no disfrazar las infidelidades propias; también es la audacia que se debe tener para reafirmar y confesar la fe especialmente cuando el ambiente es contrario.
Formación de la voluntad y de la fortaleza:
¿Cómo formar la voluntad? Pues hay una frase mágica de las abuelas que era: “Véncete hijita; domínate, no te dejes llevar”. Inclusive cuando veía a los nietos siempre repetía “Hija, enseña a tus hijos a que se venzan”.
Formar la voluntad significa, ejercitarla en querer el bien, en quererlo con presteza y eficacia, con constancia, y esto sólo se logra polarizándola por el amor a un ideal, al buscar con convicción la coherencia de vida entre lo que uno es y lo que se piensa; el buscar con esmero tomar decisiones prudentes y opciones definitivas e irrevocables ante todo lo que se debe hacer en la vida, al buscar el trabajo eficaz y ordenado.
Debemos formar una voluntad fuerte para que pueda gobernar sobre las demás facultades, y sobre todo hacerla dócil para obedecer a Dios.
Es importante que los alumnos comprendan que no se es más libre cuando se hace lo que dicta el capricho, sino cuando se tiene la capacidad de elegir aquello que nos hace mejor persona, cuando se aspira a los ideales altos. No será fácil hacérselos comprender, ya que nuestra cultura y ambiente nos enseñan precisamente lo contrario. Los jóvenes creen ser más libres cuando más permisos obtienen o cuando hacen lo que quieren un mayor número de veces. Sin embargo la vida misma nos va enseñando que quien tiene voluntad es más libre y puede llevar su vida donde quiera, no hacia donde el ambiente les obligue a ir.
Pasos para lograr esta formación:
1. Polarizar la voluntad por el amor: querer libremente. Tener muy claro a donde se quiere llegar.
2. Enseñar que un bien mayor exigirá siempre renunciar a otros bienes.
3. Enseñar a renunciar a la satisfacción que produce lo urgente
4. Hacer una política de pequeños vencimientos
. hacer las cosas que no dan ganas, con la mayor prontitud
. hacer primero las tareas difíciles
. Cuando se ha terminado una tarea u obligación siempre hacer “algo más”
. buscar un acto de renuncia (comida, en el trato con los demás, en las cosas que deseo en ese momento)cada día.
5. Querer con efectividad: hacerlo que he pensado.
6. Reflexionar antes de actuar
7. Combatir el respeto humano (el “qué dirán los demás si yo…”), porque nos conduce a ser esclavos de lo que piensan los demás y a vivir buscando sólo caer bien a los otros.
8. Obrar con decisión, sin dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy.
9. Obra comenzada, obra terminada: constancia
10. Cada cosa tiene un lugar y cada asunto su momento.
La voluntad necesita educarse a sí misma con ejercicios diarios que le den fuerza y le ayuden a formar hábitos para obrar bien. Necesita vencer uno a uno a sus muchos enemigos: pereza, lujuria, ignarancia…
Pequeños ejercicios que ayudan en la formación de la voluntad y fortaleza:
. no comer todo lo que me gusta
. comer de lo que no me gusta sin protestar
. soportar el frío o el calor sin quejarme
. elegir lo que no sea tan cómodo (un sillón, un lugar, una postura…)
. empezar rápidamente lo que tengo que hacer , no detenerme a pensar si me gusta o no.
. callar alguna crítica, comentario irónico o negativo.
. hacer con perfección mis tareas.
. poner en su lugar cada cosa que uso.
. obedecer de inmediato
. Ser positivo y no quejarme
. practicar algún deporte
. marcar un horario de estudio y descanso
. vivir el lema “obra comenzada, obra terminada”
Señales de peligro en contra de la voluntad y fortaleza:
1. Dejarse llevar por los caprichos
2. falta de espíritu de sacrificio
3. huir de lo que nos cuesta
4. buscar lo más cómodo
5. querer todo al momento
6. cobardía
7. indiferencia
En la formación de la voluntad no hay que buscar el éxito inmediato, sino la victoria en las pequeñas batallas que cada vez nos fortalecen más en la lucha. Los ganadores o perdedores no se hacen de un día para otro.
La voluntad debe ser formada desde la niñez. De lo contrario, se deja crecer a una persona caprichosa, blanda inconstante, que se mueve según el viento que pasa encima de ella, incapaz de fijarse metas y objetivos claros, ni concretos.
La Fortaleza como Virtud
La Fortaleza es una virtud moral que da fuerza al alma para correr trás el bien difícil, sin detenerse ante el miedo ni el temor.
Cualquier hombre de bien puede tener esta virtud, pero en el caso del cristiano esta virtud tiene que estar cimentada en el amor a Dios. Es una virtud que requiere de una gran dosis de generosidad.
¿Cómo funciona la virtud de la fortaleza?
1. Vivir la virtud de la fortaleza significa ser transparente, sin miedo a decir las cosas como son, aunque cueste.
2. Vivir la virtud de la fortaleza significa tener muchas pequeñas victorias que venzan la flojera y la comodidad, muchas fidelidades diarias, millares de diminutos sacrificios.
3. Vivir la virtud de la fortaleza significa negarse a la sensualidad y a la flojera.
4. Vivir la virtud de la fortaleza es poner el amor y la generosidad en todas los pequeños actos de renuncia. Tener un ideal por el cuál hago este pequeño o gran esfuerzo.
¿Cómo se forma la virtud de la fortaleza?
1. Educar a buscar siempre el “bien difícil”, entre dos cosas buenas elegir aquella que diga más amor (generalmente resulta ser la más difícil).
2. Buscar ejemplos cercanos de generosidad (lecturas, peliculas, testimonios, personas)
3. Llenar el corazón de ideales altos y nobles. Ayuda mucho leer historias de testimonios de vida que han vivido la virtud de la fortaleza y lo han aplicado para defender algún ideal noble.
4. hacer pequeños actos de generosidad que hagan el corazón grande para idear nobles y ambiciosos proyectos en orden a realizar el bien.
5. Los momentos de dolor son ocasiones maravillosas para crecer en esta virtud (“Es claro que el cristiano no sufre por sufrir, el cristiano no acepta el sufrimiento por el sufrimiento, sino que se encuentra con él y, cuando se le presenta, debe empeñarse a fondo para vencerlo – si es posible-, y, en el caso de que no sea superable, debe acogerlo y sobreponerse a él con fuerza y vigor siguiendo el ejemplo de Cristo”).
6. Cuando se realiza un acto bueno buscar que el siguiente sea más grande, llegue a más personas…